Es alarmante que la intervención militar en los conflictos internos en el extranjero se haya convertido en algo común para EEUU. ¿Será el interés de EEUU a largo plazo? Lo dudo. Millones de personas en todo el mundo ven más y más a EEUU no como un modelo de democracia, sino que ven que confía únicamente en la fuerza bruta, formando coaliciones bajo el lema “o estás con nosotros o contra nosotros”.
martes, septiembre 17, 2013
CARTA ABIERTA DE PUTIN AL PUEBLO DE ESTADOS UNIDOS
Los recientes
acontecimientos relacionados con Siria me han llevado a dirigirme directamente
al pueblo estadounidense y a sus líderes políticos. Es importante hacerlo en un
momento cuando no hay suficiente comunicación entre nuestras sociedades.
Nuestras relaciones
han pasado por diferentes etapas. Nos enfrentamos durante la Guerra Fría. Pero
también fuimos aliados una vez y derrotamos juntos a los nazis. La organización
internacional universal, las Naciones Unidas, se estableció entonces para
evitar que tal devastación vuelva a suceder.
Los fundadores de Naciones Unidas se dieron
cuenta de que las decisiones que afectan a la guerra y a la paz deben tomarse
solamente por consenso y, con el permiso de EEUU, el derecho de veto de los
miembros permanentes del Consejo de Seguridad está consagrado en la Carta de
las Naciones Unidas. La profunda sabiduría de esto ha apuntalado la estabilidad
de las relaciones internacionales desde hace décadas.
Nadie quiere que las Naciones Unidas corra la
suerte de la Liga de las Naciones, que se derrumbó porque carecía de influencia
real. Esto es posible si los países influyentes eluden las Naciones Unidas y
toman una acción militar sin autorización del Consejo de Seguridad.
El posible ataque de EEUU contra Siria, pese
a la fuerte oposición de muchos países y de los principales líderes políticos y
religiosos, incluido el Papa, dará lugar a más víctimas inocentes y a una
escalada, extendiendo el conflicto más allá de las fronteras de Siria. Un
ataque aumentaría la violencia y desencadenaría una nueva ola de terrorismo.
Podría socavar los esfuerzos multilaterales para resolver el problema nuclear
de Irán y el conflicto palestino-israelí y desestabilizar aún más Oriente Medio
y el Norte de África. Podría romper el equilibro del sistema del derecho
internacional y el orden.
Millones de personas en todo el mundo ven más
y más a EEUU no como un modelo de democracia, sino que ven que confía
únicamente en la fuerza bruta, formando coaliciones bajo el lema “o estás con
nosotros o contra nosotros”
Siria no está siendo testigo de una batalla
por la democracia, sino de un conflicto armado entre el Gobierno y la oposición
en un país multirreligioso. Hay algunos defensores de la democracia en Siria.
Pero hay más que suficientes combatientes de Al Qaeda y extremistas de todas
las tendencias que luchan contra el Gobierno. El Departamento de Estado de EEUU
ha tachado a Al Frente Nusra y al Estado Islámico de Iraq y el Levante, que
luchan contra la oposición, como organizaciones terroristas. Este conflicto
interno, alimentado por las armas extranjeras suministradas a la oposición es
uno de los más sangrientos del mundo.
Los mercenarios de los países árabes que
luchan allí y cientos de milicianos de países occidentales e incluso de Rusia
son para nosotros un motivo de profunda preocupación. ¿No volverán ellos a
nuestros países con la experiencia adquirida en Siria? Después de todo, después
de los combates en Libia, los extremistas se trasladaron a Mali. Esto nos
amenaza a todos.
Desde el comienzo, Rusia ha abogado por un
diálogo pacífico que permita a los sirios desarrollar un plan de compromiso
para su propio futuro. No estamos protegiendo al Gobierno sirio, sino el
derecho internacional. Tenemos que utilizar el Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas y creer que la preservación de la ley y el orden en el complejo y
turbulento mundo de hoy es una de las pocas maneras de impedir que las
relaciones internacionales se deslicen hacia el caos. La ley sigue siendo la
ley y tenemos que seguirla, nos guste o no. Bajo el actual derecho
internacional, el uso de la fuerza solo se permite en defensa propia o por la
decisión del Consejo de Seguridad. Cualquier otra cosa es inaceptable en virtud
de la Carta de las Naciones Unidas y constituiría un acto de agresión.
No cabe duda alguna de que se usó gas
venenoso en Siria. Pero hay muchas razones para creer que no fue utilizado por
el ejército sirio, sino por las fuerzas de la oposición para provocar la
intervención de sus poderosos amos extranjeros, que estarían al lado de los
fundamentalistas. Los informes de que los milicianos están preparando otro
ataque —esta vez contra Israel— no pueden ser ignorados.
Es alarmante que la intervención militar en los conflictos internos en el extranjero se haya convertido en algo común para EEUU. ¿Será el interés de EEUU a largo plazo? Lo dudo. Millones de personas en todo el mundo ven más y más a EEUU no como un modelo de democracia, sino que ven que confía únicamente en la fuerza bruta, formando coaliciones bajo el lema “o estás con nosotros o contra nosotros”.
Pero la fuerza ha demostrado ser ineficaz e
inútil. Afganistán está sufriendo y nadie puede decir qué va a pasar después de
que se retiren las fuerzas internacionales. Libia está dividida en tribus y
clanes. En Iraq la guerra civil sigue cobrándose decenas de muertos cada día.
En EEUU muchos trazan una analogía entre Iraq y Siria y se preguntan por qué su
Gobierno quiere repetir los errores recientes.
No importa cómo se llevan a cabo los ataques
o lo sofisticadas que sean armas, las víctimas civiles son inevitables,
incluidos los ancianos y los niños, a quienes los ataques tendrían que
proteger.
El mundo reacciona preguntándose que si no se
puede contar con el derecho internacional, entonces hay que encontrar otras
formas para garantizar su seguridad. Así, un número creciente de países trata
de adquirir armas de destrucción masiva. Esto es lógico: si tiene la bomba,
nadie va a tocarle. Nos hablan de la necesidad de fortalecer la no
proliferación, cuando en realidad esto se está erosionando.
En los últimos días ha aparecido una nueva
oportunidad para evitar la acción militar. EEUU, Rusia y todos los miembros de
la comunidad internacional deben aprovechar la disposición del Gobierno sirio
para colocar su arsenal químico bajo el control internacional para su posterior
destrucción. A juzgar por las declaraciones del presidente Obama, EEUU considera
esto como una alternativa a la acción militar.
Yo saludo el interés del presidente en
continuar el diálogo con Rusia sobre Siria. Tenemos que trabajar juntos para
mantener viva esta esperanza, como acordamos durante la reunión del G8 en Lough
Erne, en Irlanda del Norte, en junio y volver a la vía de las negociaciones.
Si podemos evitar el uso de la fuerza contra
Siria, esto mejorará el clima de las relaciones internacionales y fortalecerá
la confianza mutua. Para nosotros será un éxito compartido y abrirá la puerta a
la cooperación en otras cuestiones fundamentales.
Mi relación laboral y personal con el
presidente Obama está marcada por una creciente confianza. Lo agradezco.
Estudié detalladamente su discurso a la nación del martes. Y quiero decir que
estoy en desacuerdo con el énfasis que hizo en la excepcionalidad
estadounidense, afirmando que la política de EEUU es “lo que hace diferente a
EEUU. Es lo que nos hace excepcionales”. Es extremadamente peligroso animar a
la gente a verse como algo excepcional, sea cual sea la motivación. Hay países
grandes y países pequeños, ricos y pobres, los que tienen una larga tradición
democrática y aquellos que todavía están buscando su camino a la democracia.
Sus políticas son diferentes, también. Todos somos diferentes, pero cuando
pedimos las bendiciones del Señor, no debemos olvidar que Dios nos creó
iguales.
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